jueves, 4 de febrero de 2010

TEORIA DEL DESAROLLO CAPITALISTA. AUTOR: SWEEZY

CAPITULO Nº1. EL MÉTODO DE MARX
Para la mayoría de los economistas la economía política es generalmente aceptada como una ciencia social.
En esta obra, Sweezy intenta exponer los principales elementos de la actitud de Marx ante la economía política, que tiene varios puntos de vista o elementos a analizar con respecto a su actitud ante la economía política:
1.- El uso de la abstracción, es decir, elegir el elemento del que hacer abstracción e ir de lo más abstracto a lo más concreto, de manera que surgen preguntas como ¿qué problema se examina? y ¿cuáles son sus elementos esenciales? Siendo lo complicado poner en relieve lo esencial y hacer posible su análisis. Si se logra responder a estas dos cuestiones se podrá enmarcar los criterios de uno mismo en un marco de sencillez y conformidad.
Marx fue otro de los autores que basó parte de su ideología en pensamientos de Hegel, sobretodo en lo referido al enfrentamiento entre fuerzas opuestas o contradictorias, pero consiguió llegas hasta las raíces históricas de manera que, a diferencia de ese ultimo autor, descubrió lo que denomino como “conflicto de clase”, de donde seguiría las relaciones económicas. “El capital es la fuerza que todo lo domina en la sociedad burguesa” significaba para Marx que la relación económica principal es la que existe entre capitalistas y obreros.
El enfrentamiento entre burguesía y proletariado debe ser el centro de la investigación y el poder de abstracción debe ser utilizado para aislarlo.
Respecto a la relación capital- trabajo, la forma es una relación de cambio que debe comenzar por un análisis de fenómenos general del cambio.
2.- El carácter histórico del pensamiento de Marx: Para Marx la realidad social es el proceso de cambio (producto de la acción humana) inherente a un juego de relaciones determinado. Esto conduce a una actitud histórica ante la ciencia social.
Desde este punto de vista se puede entender que pasa entro del sistema pero no lo que le pasa al mismo.
CAPITULO Nº2. EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO
Las mercancías son producidas con el fin de cambiarlas, este hecho es incluso anterior a la conocida división del trabajo, a la que Adam Smith trato como base de la economía humana, y que por tanto nos diferencia de las bestias. Podemos entonces asegurar que la producción de mercancías es un acto que proviene de la naturaleza humana, queda evidenciado como esta visión de la economía política es meramente cuantitativa, ya que únicamente tiene en cuenta el valor de las mercancías.
Para Marx la producción de mercancías con el fin de intercambiarlas, al igual que la división del trabajo, no son características propias de la naturaleza humana, sino que es una de las posibles formas de la vida económica; en el caso de los obreros que trabajan en las fábricas, no paran de producir mercancías, dividiendo su trabajo, éstas no se intercambian entre ellos, por lo que queda claro la existencia de las relaciones sociales subyacentes entorno a la mercancía.
Toda mercancía tiene dos aspectos, el de uso y el de cambio, el primero es la relación entre el consumidor y el objeto consumido, Marx lo excluye de la economía política, ya que no es una relación meramente social, sin embargo en la economía moderna el sistema económico consiste en relaciones discretas e interdependientes entre hombres y bienes económicos. En cuanto al valor de cambio se trata de una relación de cambio entre mercancías cuantificables, sin embargo es claramente una relación social entre los propietarios de las mercancías, a parte de que éstas son producto del trabajo humano en una sociedad basada en la división del trabajo, por ello Marx identifica el trabajo como la sustancia del valor.
El trabajo al ser un esfuerzo humano en crear un producto este tendrá su propio valor, por tanto se puede reducir el trabajo a un común denominador, de modo que las unidades de trabajo pueden ser comparadas entre sí, y sustituidas una por otra, sumadas y restadas, y finalmente agrupadas para formar el conjunto social, esta abstracción es la esencia del capitalismo, como dijo Lukacs, por todo ello la fuerza de trabajo social puede transferirse de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y cuya magnitud y desarrollo, depende de la capacidad productora de la riqueza de la sociedad.
El trabajo abstracto, es por tanto la sustancia del valor, es decir, las mercancías son trabajo abstracto materializado.
El carácter fetichista de las mercancías es una doctrina marxista que se basa en la materialización de las relaciones sociales, donde el fetichismo tiene origen en el carácter peculiar del trabajo que produce mercancías, esto se puede entender como un fenómeno que materializa las relaciones sociales, cuyo hábitat es el capitalismo relativamente avanzado, y es en este momento cuando el proceso de producción tiene dominio sobre el hombre, en vez de ser a la inversa, el inicio de todo ello fue la aplicación de la ciencia natural a la sociedad, clara causa del sistema capitalista, y florecimiento de la superproducción de mercancías.
CAPITULO Nº3. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO
En este capítulo Sweezy propone un primer paso en el terreno de la teoría del valor cuantitativo de Marx y luego una explicación de las ideas básicas sobre el tema del valor.
La tarea de la teoría del valor cuantitativo es descubrir la naturaleza de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva, en una sociedad productora de mercancías.
Las mercancías podemos decir que impregnan cantidad precisa, calculada en unidades de tiempo, de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad y además sus valores son determinados por cantidad de trabajo. Existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo del trabajo.
De hecho por “cantidad de trabajo” entendimos el “trabajo socialmente necesario” que es el que se requiere para producir un artículo en las condiciones normales de la producción y con el grado medio de habilidad e intensidad comunes en un momento dado.
El trabajo más calificado debe tener una mayor capacidad de producir valor. Además la acción cuantitativa entre una hora de un trabajo simple y de un otro calificado es visible en los valores de las mercancías que producen en una hora.
Los críticos de la teoría del valor de Marx han sostenido siempre que la reducción del trabajo calificado a trabajo simple implica el razonar en un círculo vicioso. El argumento parece ser que la mayor capacidad de obrero más calificado para crear valor se deduce del mayor valor de su producto.
Podemos ver que esa teoría basada en el trabajo forma parte integrante de aquella de la determinación de los precios por la oferta y la demanda concurrentes. Precisamente en una sociedad de producción simple de mercancías, dada una clase de competencia sólo en un momento la oferta y la demanda estarán equilibradas, o sea cuando el precio de cada mercancías sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla. De esta manera, en el momento que oferta y demanda se equilibran, el precio mercado de una mercancía coincide con su valor real.
Un acusa que hacen a Marx es de haber ignorado el papel de la demanda en la medida en que no analiza las necesidades y los deseos de los consumidores. Esa imputación llega a caer pensando que la discusión se limita a las proporciones del cambio en una sociedad de producción simple de mercancías. Una razón que nos explica la indiferencia de Marx por este problema es que en el capitalismo la demanda efectiva es sólo parcialmente una cuestión relativa a las necesidades de los consumidores.
En una sociedad capitalista puede valer lo que Marx llamaba “la ley del valor”. Esencialmente es una teoría de equilibrio general desarrollada con referencia, en primer lugar, a la producción simple de mercancías y adaptada después al capitalismo. Esta ley resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías.
En presencia de esa ley se toman decisiones en modo centralizado y coordinado, mientras se hacen planes en una sociedad socialista en que la ley del valor será substituida de la teoría de la planeación.
El precio, en vez es una expresión monetaria y su análisis pertenece a la teoría del dinero. Los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo. De hecho podemos ver como la teoría del precio se basa sobre aquella del valor.
En fin el precio de monopolio es un precio determinado sólo por el anhelo de adquirir de los compradores y es determinado por el precio de producción general y por el valor del producto. La existencia del monopolio no altera las relaciones sociales que componen la producción de mercancías.
CAPITULO Nº4: PLUSVALÍA Y CAPITALISMO
La producción de mercancías no implica necesariamente al capitalismo.
La compra y venta de la fuerza de trabajo es la diferencia específica del capitalismo.
El fin de la compra y venta son los beneficios, y para obtenerlos es necesario convertir las mercancías en dinero y otra vez en mercancías durante varias ocasiones (M-D-M). O por otro lado, ir con dinero a un mercado, adquiera mercancías, y vuelva más adelante para convertirlas en un dinero superior (D-M-D).
Aparece entonces lo que Marx llama plusvalía (el incremento del dinero)
Es decir, el capitalista llega al mercado con dinero y compra maquinaria, materiales y fuerza de trabajo. Los combina después en un proceso de producción que no va a hacer más que darle más dinero.
Con su trabajo de un día el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día.
Por tanto, el capitalismo no significa que una parte de la población explote a otra, sino lo que asume la “explotación”, la producción de plusvalía.
En la condición de Capitalismo, valor de cualquier mercancía producida se divide en tres partes:
a) Valor de los materiales y maquinaria usados.
b) Valor de la fuerza del trabajo
c) Plusvalía
Es decir: c+v+p= valor total de una mercancía
Y a partir de dicha fórmula se tasa de la plusvalía como la proporción de trabajo excedente (6 segundas horas de una jornada laboral) con respecto al trabajo necesario (6 primeras horas de una jornada laboral).
P
¾— = p¢ = tasa de la plusvalía.
V
Dicha tasa, que si se calcula numéricamente nos da un resultado similar al de la tasa de explotación pero con la pequeña diferencia de que ésta tasa se determina por tres factores:
1.- El que establece el tiempo total que debe dividirse entre el trabajo necesario el trabajo excedente
2.- y 3.- Determinan el tiempo del factor 1.-.
La composición orgánica del capital: Proporción del capital constate con respecto al capital total.
c—— = o = composición orgánica del material (medida de la amplitud en que el
c+v trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria)
La tasa de la ganancia, o también llamada la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total del capital (un año):
p—— = g = tasa de ganancia (que depende como se puede comprobar, de las dos c+v anteriores).
CAPÍTULO Nº5: LA ACUMULACIÓN Y EL EJÉRCITO DE RESERVA
Este capítulo del libro de Sweezy es donde trata el autor el tema de los parados o individuos activos que no encuentran trabajo, pero lo desean, desde un punto de vista basado en la teoría económica de Marx. Por lo tanto este capítulo es una ampliación del autor, sobre el tema tratado de Marx en su obra el Capital. Marx influenciado por Quesnay consideraba un plan para el análisis de la estructura del capitalismo en su forma más elemental a lo que llama Reproducción Simple, con este término se refiere a un sistema capitalista que conserva indefinidamente las mismas dimensiones y las mismas proporciones entre sus diversas partes. Para que se cumplan estas condiciones es necesario que los capitalistas repongan cada año el capital gastado o usado y empleen toda su plusvalía en el consumo; y que los obreros gasten todo su salario en el consumo. Si no se llenaran estos requisitos tendría lugar una acumulación o bien un agotamiento de la existencia de medios de producción, sigue explicando este término con un ejemplo bastante simple y fácil de comprender.
Seguidamente hace uso de una ecuación, que quiere decir que el valor del capital constante usado en la rama de artículos de consumo debe ser igual al valor de las mercancías consumidas por los obreros y capitalistas dedicados a producir medios de producción. Hace un pequeño paréntesis donde explica la demanda total de las mercancías donde la producción se divide en dos ( PT de artículos de consumo y PT de medios de producción) y los ingresos en tres ( el ingreso del capitalista que éste debe gastar en medios de producción, plusvalía y salario).
En el apartado dos explica que el capitalista tiene interés en ampliar su capital, esto lo realiza convirtiendo su plusvalía en capital adicional. Su capital acrecentado le permite entonces apropiarse aún más plusvalía, que a su vez convierte en capital adicional y así sucesivamente “ acumulación del capital “. Como dice el autor, el éxito en la sociedad capitalista, por lo tanto, consiste en aumentar el capital propio ( acumular ). El autor deduce que Marx es de la opinión de que acumular capital es un fin positivo y lleva consigo en sus propias palabras el consumo como ciertos “placeres”. A cuento de lo anterior cita una frase de Ricardo a Malthus que dice: El consumo aumenta nuestros goces, la acumulación nuestro poder, y ambos promueven igualmente la demanda. Todos queremos aumentar nuestros goces o nuestro poder. El consumo aumenta nuestros goces, la acumulación nuestro poder, y ambos promueven igualmente la demanda. Por lo tanto la acumulación implica un aumento en la demanda de fuerza de trabajo, pero cuando aumenta la demanda de una mercancía cualquiera, su precio sube asimismo; y esto lleva consigo una desviación del precio respecto de su valor. Esto sería lo que en economía se llama el precio ideal que sería donde se cruzan las curvas de la oferta y la demanda. En realidad el precio siempre está por encima o por debajo de ese punto debido al mercado. En el tema sigue diciendo que una vez que nos centramos en la acumulación, esta eleva la demanda de fuerza de trabajo y no es ya lícito suponer la igualdad entre los salarios y el valor de la fuerza de trabajo. Define seguidamente la plusvalía como la diferencia existente entre le valor de la fuerza de trabajo y el valor de la mercancía que el trabajador produce. Es para Ricardo según el autor una teoría de la población la que hace que los salarios permanezcan más o menos al nivel convencional de subsistencia. Marx, continua el autor estaba bien enterado de la tendencia de los salarios a subir bajo el impacto de la acumulación de capital, estaba completamente seguro de que tal elevación de salarios “ no puede nunca alcanzar el punto en que amenazase al sistema mismo”. Aquí es cuando entramos en el titulo de este tema, el ejército de reserva o la población excedente relativa, que consiste de obreros desocupados que mediante su competencia activa en el mercado de trabajo, ejercen una presión constante, hacia abajo, en el nivel del salario. El ejército de reserva se recluta principalmente entre aquellos que han sido desplazados por la maquinaria. Mientras más fuerte sea la tendencia de los salarios a subir, más fuerte será también la presión del ejército de reserva para contrarrestarla y viceversa.
Para hablar de la maquinaria sería erróneo suponer que la tasa de acumulación o bien la introducción de maquinaria para ahorrar trabajo tenga un equilibrio de los salarios con la plusvalía. Junto a la eliminación del trabajo por la maquinaria, las crisis y las depresiones toman su lugar como mecanismo capitalista específico para reconstruir el ejército de reserva cada vez que éste se ha reducido a proporciones peligrosamente pequeñas. Para explicar este mecanismo del mercado laboral el autor lo explica con una figura que retrata lo que Marx quería decir. En la fase de prosperidad del ciclo económico el empleo industrial gana a expensas del ejército de reserva, mientras que a la crisis y la depresión corresponde una contracción de empleo industrial mientras que el ejército de reserva crece. En la teoría, el sistema de producción incluye el empleo industrial y el ejército de reserva.
En el último apartado del tema dice que el progreso económico debe ser detenido por dos leyes naturales inmutables y preponderantes como son la ley de la población y la ley de los rendimientos decrecientes.
CAPITULO Nº6: LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE GANANCIA
La formulación de la ley por Marx
La acumulación de capital va acompañada por una mecanización progresiva del proceso de producción, es decir, que la productividad del trabajo crece de continuo, lo que desde otro punto de vista significa que la composición orgánica del capital exhibe también un curso ascendente sostenido.
Si la tasa de plusvalía es constante, la tasa de ganancia varía en sentido inverso a la composición orgánica del capitalista. Esto demostraba para Marx la existencia de ciertos obstáculos internos que se oponían al desarrollo indefinido de la producción capitalista. Por una parte, una composición orgánica ascendente del capital es la expresión de la creciente productividad del trabajo; por otra parte, la tasa descendente de la ganancia que la acompaña tiene que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista.
Las causas contrarrestantes
Marx señala una serie de causas contrarrestantes de esta tendencia:
- El abaratamiento de los elementos del capital constante.
- El aumento de la intensidad de la explotación.
- La depresión de los salarios más abajo de su valor.
- La sobrepoblación relativa.
- El Comercio exterior.
Una crítica de la ley
¿Se justifica suponer una tasa constante de la plusvalía? Si la tasa de la plusvalía permanece invariable, esto significa que tiene lugar una elevación de los salarios reales, exactamente proporcional al aumento en la productividad del trabajo. Esta suposición parece pasar por alto que una de las concomitantes normales de la productividad del trabajo acrecentada, en las condiciones del capitalismo, es la creación de un ejército industrial de reserva. Se reconoce como contrarrestante pero es un procedimiento mejor el de reconocer que la productividad ascendente tiende a llevar consigo una tasa más alta de plusvalía.
Si se supone que tanto la composición orgánica del capital como la tasa de la plusvalía son variables, como debiera hacerse, entonces la dirección en que la tasa de la ganancia cambiará se hace indeterminada. Todo lo que podemos decir es que la tasa de ganancia bajará si el porcentaje de aumento en la tasa de la plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total.
Marx y muchos marxistas pensaron que podemos considerar que esta condición se cumple en general. Para Sweezy esta opinión es insostenible. Parece ser considerablemente exagerada.
Parece que es mejor usar la expresión cambio en la composición orgánica del capital sólo en el sentido neto que toma en cuenta el abaratamiento de los elementos del capital constante (sin tomarlo a posteriori como causa constrarrestante). Entonces, parecería que debemos considerar las dos variables como de importancia aproximadamente coordinada. Esto no significa que no haya ninguna tendencia de la tasa de la ganancia a descender. Tras de la composición orgánica ascendente del capital está el proceso de la acumulación de capital, y es aquí donde debemos buscar las fuerzas que tienden a deprimir la tasa de la ganancia.
La acumulación de capital, tomada en sí misma, actúa para aumentar la demanda de salarios. Si los demás factores no cambian, tal elevación de los salarios conduce a una reducción en la tasa de la plusvalía, y esto, a su vez, se expresa en un descenso en la tasa de ganancia. Puesto que, como Marx recalca una y otra vez, “el proceso capitalista de producción es esencialmente un proceso de acumulación”, se sigue que de este solo hecho surge una tendencia persistente de la tasa de ganancia a caer. Pero los capitalistas no se someten dócilmente a la merma en la tasa de la ganancia. Mediante la introducción de maquinaria y otros recursos para economizar el trabajo, procuran mantener la tasa de la ganancia en su nivel anterior y aun elevarla. Es aquí donde la composición orgánica del capital entra en juego.
Si los actos de los capitalistas tendrán éxito en la restauración de la tasa de la ganancia o si actuarán solamente para apresurar su descenso, es una conclusión que no se puede apoyar en razones teóricas generales.
Una cosa parece segura y es que el aumento en la composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de la plusvalía, y en esa forma, a acrecentar el volumen de la plusvalía más allá de lo que éste hubiera sido en ausencia del aumento de la composición orgánica del capital. Por lo tanto, inclusive si el efecto es el de deprimir más aún la tasa de la ganancia, los actos de los capitalistas no carecen de cierta justificación objetiva desde el punto de vista de la clase capitalista en su conjunto.
Existen, de todas formas, otras fuerzas que afectan a los movimientos de la tasa de ganancia:
- Aquellas que tienden a deprimir la tasa de ganancia: los sindicatos, la acción del estado en beneficio de los trabajadores
- Aquellas que tienden a elevar la tasa de ganancia: las organizaciones patronales, la exportación de capital, la formación de monopolios y la acción del Estado en beneficio del capital.
CAPITULO Nº8: LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS
La producción simple de mercancías y las crisis
La organización de la producción por medio del cambio privado lleva consigo la posibilidad de una crisis de índole tal que sería inconcebible en una economía más simple, porque si el productor A vende y después, por una razón cualquiera, deja de comparar a B, éste, no habiendo logrado vender a A, no puede comprar a C y etc. En esta forma una interrupción en el proceso de circulación, que está condicionado por la separación de la compra y la venta, puede extenderse desde su punto de origen y afectar a toda la economía.
Mientras que en formas anteriores de la sociedad el desastre económico era sinónimo de escasez insólita, encontramos aquí por primera vez esa forma peculiarmente civilizada de la crisis económica, la crisis de sobreproducción.
Si logramos averiguar por qué A vendió y no compró, habremos descubierto la causas de la crisis.
La ley de Say
Los economistas clásicos mostraron su falta de perspectiva histórica en su constante incapacidad para distinguir entre producción simple de mercancías y producción capitalista.
La ley de Say sostiene que a una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad: en otras palabras, que no puede interrumpirse la circulación MDM y, por lo tanto, no puede haber crisis. La tesis correcta de que las crisis y la sobreproducción son improbables bajo la producción simple de mercancías, se convierte en la tesis falsa de que las crisis son imposibles en cualquier circunstancia.
Marx ridiculizó este razonamiento: en realidad no está uno obligado a comprar sólo porque ha vendido. La venta y la compra están separadas en el tiempo y en el espacio. El dinero es algo más que el medio por el cual se efectúa el cambio; es el medio por el cual el cambio se divide en dos transacciones separadas y distintas. Si uno vende y deja de comprar el resultado es la crisis y la sobreproducción.
El capitalismo y las crisis
La forma de circulación MDM, que es característica de la producción simple de mercancías, se convierte bajo el capitalismo en DMD´.
El capitalista inicia su carrera con dinero D en cantidad suficiente para funcionar efectivamente como capital; lanza éste a la circulación, a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción C; finalmente, después de cumplido un proceso de producción, reaparece en el mercado con mercancías que transforma de nuevo en dinero D´. Tanto la D al principio como la D´ representan valor de cambio; ninguna de ellas posee valor de uso. Todo el proceso carecerá de sentido a menos de que haya una diferencia cuantitativa entre D y D´.
El capitalista está interesado por la fracción D´/ D, es decir, está interesado en elevar al máximo su tasa de ganancia. Éste es el objetivo inmediato que tiene delante cuando aventura su capital en la producción. Si algo le ocurre al aumento de D, el capitalista reconsiderará la conveniencia de lanzar D a la circulación.
Esto puede darse de dos maneras diversas. Primero, el aumento de D desaparece o se vuelve negativo, entonces el incentivo de la producción deja de existir. Se trata de un caso extremo, y difícilmente puede utilizarse para explicar el comienzo de una crisis.
Segundo, un descenso en el aumento de D, en la tasa de ganancia. Entonces, tan pronto descienda la tasa de ganancia por debajo del nivel ordinario, comenzará una reducción de las operaciones de los capitalistas.
El capitalista puede no reinvertir inmediatamente, o no seguir invirtiendo en la misma línea de producción. Si todas las líneas están igual, pueden posponer la reinversión hasta que las condiciones sean favorables otra vez. Entretanto, el aplazamiento de la reinversión habría interrumpido el proceso de la circulación y provocado la crisis.
La crisis forma parte, por tanto, del mecanismo por el cual la tasa de la ganancia es restituida completa o parcialmente a su nivel previo.
No es verdad que la tasa de la ganancia deba desaparecer o volverse negativa para producir una crisis. Lo único que se requiere es un descenso en la tasa de la ganancia más allá de su nivel ordinario, suficiente para inducir a los capitalistas a retener su capital en forma de dinero, esperando la vuelta de condiciones más favorables.
La moderna teoría del ciclo económico ha llegado a la conclusión muy similar a la marxista: tan pronto la tasa de la ganancia cae por debajo del tipo de interés el empresario no tiene ya motivo para invertir, la circulación se interrumpe y sobreviene la crisis. Parece aquí que el tipo de interés es demasiado alto. Es verdad, pero lo que significa es que los capitalistas antes de prestar su capital a los empresarios a tipos inferiores, prefieren conservarlo en forma de dinero, pensando que los tipos inferiores serían desusados y anormales.
La posición marxista tiene la ventaja de hacer ver que aun faltando las disposiciones institucionales que den origen a un mercado de dinero y a un tipo de interés, la producción capitalista seguirá sujeta a las crisis provocadas por las fluctuaciones en la tasa de ganancia.
Los dos tipos de crisis
El proceso de la acumulación de capital lleva consigo una tendencia de la tasa de la ganancia a descender. Si esta tendencia no se elimina constante y gradualmente, parece claro que el resultado pueden ser las crisis. Pero si abandonamos la suposición de que todas las mercancías se venden en sus valores de equilibrio, aparece otra posible causa de descenso en la lucratividad. Los capitalistas pueden hallarse entonces incapacitados para vender las mercancías en sus valores.

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